Esta preciosa silla de los años 60, realizada totalmente a mano, y con patas curvas, llegó a nuestro taller con muchas capas de pintura encima, que además de ser de muchos colores distintos, empezaban a desprenderse con facilidad. Además, en el asiento roto, le habían colocado unas maderas y encima la habían tapizado con skay verde.
Aunque normalmente siempre acabamos pintando el mueble, este ha sufrido una transformación a la inversa. En un principio pensamos solamente en quitar la pintura en mal estado para después pintarla, pero no usamos decapante, porque la pintura saltaba sola. Usamos una simple rasqueta. Cuando nos dimos cuenta de los colores que iban apareciendo: blanco, rosa fúcsia, negro, se nos ocurrió que sería bonito guardar esos recuerdos...
A continuación, la tratamos contra la carcoma, reforzamos la estructura, que estaba totalmente desencolada, y rehicimos el asiento con una plancha de madera que cortamos con caladora y clavamos con pequeños clavos y cola blanca.
Después tapamos con masilla blanca todos los agujeros de las reparaciones anteriores y rascamos.
Ya que el asiento era "nuevo", optamos por pintarlo en blanco roto para diferenciarlo del resto de la pátina.
Para acabar, protegimos la superficie con barniz satinado al agua.
Y este es el resultado: una antigua silla que vuelve a su origen a través de su historia.
Via Antic&Chic |
La decadencia y belleza de sus formas hacen de esta silla una pieza única y romántica, perfecta para decorar tu casa con alma... Si quieres verla con más detalle, puedes hacerlo en esta ficha. Seguimos trabajando en muchas más piezas, pero si quieres descubrir otros DIY, pásate por aquí. Feliz fin de semana!!!
¡Maravilloso!! Despintar en vez de pintar. ¡En alguna ocasión lo he hecho y da una alegría enorme ir descubriendo capas de pintura!
ResponEliminaUn trabajo excelente.
Besos